Así lo afirmó el Dr. Alejandro Nató, Coordinador de la Oficina de Gestión de Conflictos de la Defensoría del Pueblo de la Nación y Presidente del Centro Internacional para el Estudio de la Democracia y la Paz Social, en entrevista con esta Delegación de Prensa.
A fin de conocer los objetivos de la capacitación “Gestión y manejo de la conflictividad socio-ambiental” realizada en el día de ayer en la Villa de Merlo, esta Delegación de Prensa dialogó con el disertante, Dr. Alejandro Nató, reconocido Mediador, Abogado y Especialista en Gestión de Conflictos Sociales, quién actualmente se desempeña como Coordinador de la Oficina de Gestión de Conflictos de la Defensoría del Pueblo de la Nación y Presidente del Centro Internacional para el Estudio de la Democracia y la Paz Social.
¿De qué manera el mediador puede intervenir en la resolución de conflictos socio-ambientales?
En los conflictos sociales complejos, como son los socio-ambientales, hay un rol para un tercero dentro del conflicto que es el mediador. Éste debe intervenir desde una sensibilidad particular, minimizando los riesgos y maximizando los recursos disponibles. Esa sensibilidad frente al conflicto, tiene que ver con una formación específica del mediador sobre este campo, por eso hoy estamos trabajando con esta temática.
¿A través de qué mecanismos se interviene?
En el abordaje del conflicto hay diferentes mecanismos con los cuáles trabajar, a diferencia de los que aplica el mediador tradicional que reúne a las partes y busca la mejor manera de, a través del diálogo, llegar a un entendimiento.
En el caso de conflictos socio-ambientales, es necesario observar qué otros actores, que no se hayan incorporado en el conflicto todavía, se pueden incorporar para ofrecer su perspectiva respecto al mismo.
Es necesario que se trabaje en diseños de plataformas de alerta temprana para tomar el conflicto en una etapa de latencia y de emergencia, y no que el conflicto llegue a una etapa de escalada, de crisis. Por ello la importancia del mediador de poder intervenir como un eje articulador de actores que puedan prestar colaboración frente al conflicto y que éste se encause hacia una vía no violenta. Los conflictos, si los dejamos crecer, generalmente entran en una etapa de crisis que en la que se profundizan más todavía los rencores, broncas, impotencias, que luego se canalizan a través de la violencia. Para evitar esa situación, necesitamos tener esquemas de intervención y eso es lo que estamos haciendo en la clínica de hoy.
¿Es correcto decir entonces, que desde la mediación se pueden abordar diversos tipos de conflictos y en diferentes ámbitos?
Sí. El mediador puede intervenir en cualquier tipo de conflicto público. Hay manifestaciones sintomáticas de bronca de actores sociales que se posicionan frente al actor estatal o frente al actor empresarial, en base a un interés afectado. En este tipo de conflictos, a veces no sólo se llega a un choque de visiones, sino a un choque material de acciones, y en ese choque material hay violencia.
Los que trabajamos en este campo no trabajamos para evitar los conflictos, trabajamos para evitar la violencia. Y ese es el rol del tercero neutral: generar ámbitos de interlocución que permitan encausar el conflicto hacia caminos no violentos.
¿Qué opinión le merece que el Poder Judicial y la Universidad traten en conjunto estos temas?
Yo creo que es una vinculación muy nutritiva. Primero, porque para abordar este tipo de conflictividad se requiere de investigación, de profundización, de aprendizaje, y la universidad tiene ese rol. Y luego el Poder Judicial que ha estructurado ámbitos de tercería, de mediación, que se preocupa por estar un paso más adelante en algunos conflictos en los que los mediadores no intervienen tradicionalmente, como es el caso de los socio-ambientales, pero que tienen una posibilidad enorme para hacerlo.
El hecho de que estén hoy acá, quiere decir que hay cierto grado de preocupación, y esa preocupación canalizada en conjunto y puesta en valor, da como resultado este espacio: hicieron esta convocatoria y estamos trabajando a sala llena con mediadores, con actores sociales, con actores del campo de la educación. Yo creo que estos son los primeros pasos para generar plataformas de sistemas de alerta temprana, con personas claves que puedan hacer algo en el conflicto en el momento en que éste aparezca.
¿Alcanzan las leyes existentes en la materia para dar solución a los conflictos socio-ambientales?
Sucede que uno cree que la ley ordena todo el sistema, y el sistema se va ordenando también a partir de los intereses, no sólo por la existencia de las leyes. Si bien tratamos de poner todo dentro del esquema de la ley -y no hay duda que las leyes están para tratar de tener un orden social-, en la puja de intereses el orden social como tal, es como una “caja” donde todo no encaja. Las cosas que no encajan, se “re-encajan” en algún lugar de posicionamiento político, social, de liderazgo, es decir, en otros ámbitos fuera de la caja. Y en esa realidad, a veces el sistema jurídico normativo no tiene todos los insumos e instrumentos para poder hacer volver a la caja a aquellos que salieron de ella. Es por eso que necesitamos de actores que estén suficientemente formados para poder intervenir en aquellos casos como los conflictos sociales complejos, donde las cosas se desencajan.
El servicio de mediación que ofrece el Poder Judicial de San Luis es ejemplar en la Argentina. En nuestro país, no todas las provincias cuentan con ese servicio. San Luis está dentro de las 3 o 4 provincias argentinas que cuenta con un sistema de estas características. Esto es de avanzada. Por eso tenemos la posibilidad hoy, de tratar de dar un salto de calidad y generar más insumos para aquellos que ya están formados en mediación y que ya están trabajando en mediación, para poder tener herramientas de intervención en conflictos sociales complejos.
Redacción: A. González Esquivel
Corrección: V. Besso