“EN LA ERA DE LAS COMUNICACIONES NOS ESTAMOS INCOMUNICANDO”

Fue lo que sostuvo el Dr. Jorge Beligoy al referirse a la comunicación humana, a la luz de las nuevas tecnologías.

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Con una exitosa convocatoria, los días 27, 28 y 29 de marzo el Instituto de Capacitación e Investigación del Poder Judicial de San Luis “Dr. Tomás Jofré”, realizó en el Palacio de Justicia, el “Curso Intensivo de Oratoria Moderna y Presentaciones Orales Efectivas”, con la participación de más de 150 asistentes que mostraron su entusiasmo e interés ante cada consigna propuesta por el profesor que tuvo a cargo este curso, Dr. Jorge Eduardo Beligoy.

Recién llegado a tierras puntanas, el Dr. Beligoy dialogó con el Centro de Infromación Judicial de San Luis, donde abordó la evolución de la oratoria, su trascendencia y su visión actual acerca de esta materia, de la cual se ha constituido en un experimentado entrenador desde el año 2000 a la fecha.

¿Qué significa “hablar bien en público”?

Esta pregunta tiene que ver con lo que es la oratoria. La oratoria es un arte, es el arte del “bien decir”. Se refiere a transmitir correctamente un mensaje ya sea en público o en privado, que va desde hablar bien en reuniones pequeñas hasta en grandes eventos. Significa decir claramente un mensaje, que lo que Ud. dice sea entendido en forma concreta y puntual por el destinatario, que no despierte dudas en él.

A veces sucede en la oratoria docente y/o didáctica, que nos encontramos con la dificultad de que el profesor sabe mucho pero no sabe llegar con el mensaje. Cuando se tiene dificultad para esto, se debe entrenar. Aquí entran en juego muchas cuestiones, primero, conocer las cualidades que debe tener en cuenta un orador. Vencer el miedo oratorio, como seguir ante un olvido en pleno discurso, en fin, existen herramientas, que a través de un adecuado entrenamiento, se pueden lograr internalizar en la persona para que las ponga en práctica en estas situaciones.

¿Todos podemos ser buenos oradores?

Todos –potencialmente- podemos llegar a ser buenos oradores. Qué mejor ejemplo, que Demóstenes, un gran orador griego, que comenzó hablando siendo tartamudo y llegó a ser el mejor orador de Grecia, lo que consitutye una anécdota en la historia de la Oratoria Griega, y por lo tanto, del mundo. Es decir, que si un estudiante de oratoria y/o profesional de cualquier disciplina, entrena para mejorar su discurso, sin duda, con el tiempo optimizará su performance.

¿Quiénes recurren más a este tipo de entrenamientos?

A los profesionales les viene muy bien el entrenamiento en oratoria. En especial a los abogados, quienes deben tener una buena dialéctica para diferentes instancias judiciales. En general, recurren aquellos profesionales que hacen uso de la palabra, que por lo general son los dedicados a carreras humanísticas, ya que tienen más riquezas en las palabras y más necesidad de utilizarla, que quienes se han especializado en ciencias duras o exactas.

¿A quien considera grandes oradores en nuestro pais y en el mundo?

Para responder esta pregunta, aclaro que lo hago desde un punto de vista técnico y no ideológico, reconociendo en estos personajes, sus grandes capacidades oratorias.

A nivel histórico mundial, Martin Luther King en Estados Unidos -Premio Nóbel de la Paz en 1964- fue un gran orador. Como en la actualidad, lo es el presidente norteamericano, Barack Obama. También puedo mencionar a este nivel a Fidel Castro, quien con una ideología específica ha sido un gran orador.

Contemporáneamente, considero que Hugo Chavez fue un gran orador con su ideología y una tendencia megalomaníaco (se refiere a un estado psicológico asociado a la obsesión compulsiva por poseer el control), que utilizó en sus discursos con un estilo “pomposo”, como se dice en oratoria, para transmitir sus ideas y mensajes, que han trascendido a su país y al mundo. También, Alejandro Toledo durante su presidencia en Perú.

En Argentina, sin lugar a dudas, considero un orador magistral al Dr. Raúl Alfonsín. Antes de él, también lo fue Lisandro De La Torre. Asimismo, también destaco en este marco al Diputado Socialista, Pedro Palacio.

Actualmente se observan grandes oradores en el Congreso de la Nación o en las Legislaturas provinciales. Como también en los gremios. En las luchas sindicales surgen grandes oradores, tal fue el caso del dirigente ruralista Alfredo De Angelis, quien se hizo conocido a partir de la problemática originada con el campo. De Angelis no era un orador con gran cultura y preparación, pero supo llegar a la gente con una fortaleza y fuerza interior inigualables en cada mensaje que emitía.

¿Ha evolucionado el ser humano como orador?

El tema de la evolución de las grandes tecnologías ha privado en gran parte al orador del uso de la palabra. Históricamente, en el siglo XX ocurren varios acontecimientos históricos, que provocan el retiro progresivo de la palabra escrita. Aparece el cine, la radio y la televisión. La gente se aparta de la lectura, ya tiene cine para ver la imagen, la radio para escuchar, y la TV donde ambos géneros interactúan, lo que provocó un alejamiento de la lectura del libro, cuando en Edad Media se consideraba que “la verdad estaba en los libros”.

Hoy todo es tecnología. El público está con la computadora, con el mail, con el whatsapp comunicados con personas del otro lado del mundo, pero no se dan cuenta a quien tienen a su lado. O sea, la evolución de la tecnología es fantástica y nos agiliza la solución de problemas comunicacionales, pero nos quita a su vez la faz humana, ya que nos estamos deshumanizando, no nos comunicamos con el otro cara a cara, paradójicamente, “en la era de las comunicaciones nos estamos incomunicando”.

Esto que manifiesto, ha sido estudiado a lo largo de nuestra historia, por ejemplo, Rousseau en 1750 aproximadamente, escribió un libro sobre las ciencias y las artes, donde decía que la tecnología deshumanizaba al hombre. En nuestro país, Ernesto Sábato en su obra “Hombres y Engranajes”, también consideró que la evolución de la tecnología presentaba como factor negativo, la falta de comunicación humana real entre los hombres.

En una palabra, no estamos valorizando al otro desde el contacto físico- emocional. Considero excelente la evolución de las tecnologías pero, siempre y cuando, sus beneficios sean utilizados adecuadamente y con criterio, para no perder la “comunicación humana”.

Redacción: S. Lucero

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