INTERVENCIÓN EN VÍCTIMAS DE VIOLENCIA EN EL PROCESO DE SEPARACIÓN

La Lic. Oviedo enfocó su disertación en las mujeres que sufren violencia en el seno familiar y aún, después de la separación de su pareja.

En continuidad con las jornadas sobre las buenas prácticas en abordajes de víctimas de delito, la Licenciada en Psicología Gabriela Oviedo, quien integra el Equipo Técnico del Centro de  Asistencia a la Víctima del Delito San Luis, se refirió a la intervención que debe efectuarse en las víctimas de violencia durante el proceso de separación.

Particularmente, su disertación se enfocó en las mujeres y niños que sufren hechos de violencia en el entorno de sus hogares. Destacó que los casos que, generalmente, llegan a este centro son mujeres por abusos sexuales y violencia vivida en el matrimonio y ejercida por sus maridos o parejas. Al respecto, mencionó que esta situación violenta aún continúa en el proceso de separación de la pareja, ya que  no solo significa cambiar de domicilio, sino cortar el vínculo, “ese vínculo debe sufrir la modificación de que se terminó la pareja y adoptar otro vínculo para conformar los roles paternos en el caso de aquellos matrimonios con hijos”.

“Cuando en una pareja se ha establecido un vínculo violento, y la mujer toma la decisión de querer separarse para salir de este problema, la sorpresa es que ese proceso no es fácil. Ese vínculo violento entre el hombre y la mujer sigue. El ciclo de la violencia continúa”, remarcó la disertante.

Asimismo, antes de tomar esta gran decisión, la mujer más de una vez se ve seducida por la etapa de más serenidad por las que pasa con su pareja. Esto es la denominada “etapa de conciliación” o “luna de miel”, debido a que en el ciclo de la violencia hay periodos de tranquilidad entre uno y otro. “Pero, no debemos olvidar, que mientras tanto, la mujer vive en una situación de tensión permanente que no le hace bien”.  Asimismo, resaltó que cuando hay un vínculo violento, el hombre ejerce cierto control y posesión del otro.

Después de la separación, la mujer se siente muy desamparada ya que el  varón no pierde el control del vínculo, a pesar de la separación. La mujer pasa a ser un “objeto” que le pertenece. En la separación debe haber un reacomodamiento en las funciones y, en su caso, que los niños tengan derechos de estar y compartir espacios con sus padres. Si bien, la pareja está separada, cualquier motivo en común es suficiente para seguir ejerciendo la violencia. Los regímenes de visita, la cuota alimentaria, la escuela, etc. se pueden convertir en motivo de controversia, debido a que cada uno pretende transmitir sus propios valores. Aquí ya estamos incluyendo a los niños que se encuentran involucrados en este círculo.

En los primeros momentos evolutivos del niño, son los padres quienes transmiten esos valores. “Nos cuesta mucho pensar que esta misma estructura psíquica tiene un modo de funcionar diferente de acuerdo a las situaciones. La transmisión de los valores no solamente se hace con la verbalización de los mismos, sino también a través de la transmisión de éstos a través de las acciones. “Debemos prestar atención en la forma que se construyen los vínculos y el posible daño que podemos generar en estos niños cuando se toman determinadas decisiones en estas circunstancias”, concluyó la Lic. Oviedo.

Redacción: S. Lucero

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