PRÓLOGO DE LA OBRA “SAN LUIS 30 AÑOS CONSTRUYENDO DEMOCRACIA”

Fue incluido en el Manual  Buenas Prácticas de Intervención ante situaciones de violencia en el ámbito educativo”

En el marco de la presentación del Manual Buenas Prácticas de Intervención ante situaciones de violencia en el ámbito educativo” a cargo de la Dra. Estela Inés Bustos, se incluyó en dicho manual el prólogo escrito por la Dra. Lilia Ana Novillo en la obra “San Luis 30 años construyendo democracia” y que fuera presentado oportunamente, el pasado 10 de diciembre en una de las actividades programadas para el festejo del retorno de los 30 años de la democracia.

A continuación, se transcribe el texto completo escrito por la Ministro del Superior tribunal de Justicia, Dra. Lilia Ana Novillo:

Cuando hablamos de violencia escolar nos estamos refiriendo a toda acción u omisión intencionadamente dañina ejercida entre los miembros que integran una comunidad educativa determinada (alumnos, docentes, personal auxiliar y/o técnico padres y/o todo aquél que desempeñe una función o rol en la institución) y que se produce dentro de los espacios físico que le son propios a la misma o espacios directamente relacionados con ella.

Cuando hablamos de violencia escolar nos referimos cualquier tipo de violencia que se da en contextos escolares. Puede ir dirigida hacia la persona y/o sus efectos personal y/o objetos de la institución escolar. La violencia como factor asociado a la esencia natural del hombre en el devenir de la historia, alcanzó distintos niveles de intensidad. Es innegable en nuestros días su mayor visualización no sólo en lo individual, sino también en lo social.

Es un componente que no diferencia niveles sociales, religiosos, económicos, políticos y culturales.

Hoy asistimos al fenómeno de esa violencia introduciéndose lenta pero firmemente en las instituciones escolares.

Nuestro mayor pecado sería ocultarla o negarla silenciando sus efectos y convirtiéndonos así en cómplices de los que la producen en un intento inconfesable de “salvar las instituciones” como si éstas fueran útiles sin la persona humana como centro vital de su existencia.

Debemos enfrentar el problema en primer lugar reconociéndolo, luego analizándolo para poder actuar sobre la violencia a partir de la prevención.

Nuestros tiempos que son estos, no tiene lugar para los que mudos y temerosos no saben construir una barrera infranqueable al desorden, por eso a partir del trabajo mancomunado entre el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo por intermedio del Ministerio de Educación surge este Protocolo Escolar para ser aplicado en casos de violencia.

Desde el mismo momento que los responsables del Programa de “Jueces en las escuelas” advirtieron en este contacto con las instituciones escolares la existencia del conflicto y nos lo hicieran saber al Superior Tribunal, nos pusimos en contacto con el Ministerio de Educación que estaba preocupado por esta circunstancia también advertida por ellos y resolvimos que debíamos establecer un contexto cooperativo para afrontar una situación de conflicto que involucra a la sociedad íntegra.

Para analizar la situación con la mayor aproximación a la realidad, se utilizaron los datos que aportaba el Programa de Jueces en las Escuelas y los ricos aportes que surgieron de las Charlas Debates que, impulsadas por el Ministerio de Educación contó con la activa participación de programas dependientes del Ministerio de Inclusión, Ministerio de Salud y Ministerio de Seguridad relacionados con la problemática por sus competencias, la Policía de la Provincia a través de la Comisaría del Menor y los propios docentes a través de sus Supervisores.

Así llegamos hoy a esta instancia de presentar el Protocolo Escolar para aplicar en casos de Violencia con la finalidad de estandarizar, armonizar y/o unificar los criterios de actuación en las instituciones educativas a los fines de un abordaje rápido, eficiente, eficaz e interdisciplinario que garantice los derechos e integridad psicofísica de la comunidad escolar involucrada en un hecho hostil, sin olvidar claro está los derechos de igual rango que detenta el generador del conflicto; y más aún con el propósito de la no vulneración de los derechos de todos aquellos que integran la comunidad educativa propiciando así una convivencia pacífica en la institución.

Esta propuesta es orientadora, por cuanto la institución escolar con su autonomía normativa podrá construir nuevas herramientas y estrategias de abordaje para los conflictos que se susciten en su interior, adecuándolos a su particularidad institucional.

En este contexto contamos con el invalorable aporte que darán los docentes sin cuya participación no podremos detectar ni prevenir situaciones de violencia. Ellos son los que deben encontrar los límites adecuados y firmes que nos eximan del autoritarismo pero proponga a cada protagonista de la comunidad educativa la posibilidad de formarlos en la libertad, la responsabilidad y desarrollar la capacidad crítica frente a los mensajes que nos proponen el caos y el desorden.

Esta es la Guía que ayudará a actuar con mayor eficiencia y eficacia pero no perdamos de vista la posibilidad de reformularlo parcial o totalmente cuando de su aplicación cotidiana surja que no responde adecuadamente a nuestra realidad.

Señores docentes, ésta es la Guía; ahora trabajemos juntos en su implementación con la seguridad y tranquilidad de haber iniciado un camino en forma conjunta que contribuye a la paz social de nuestra provincia.”

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