¿QUÉ PASARÁ CUANDO SE LEVANTE LA CUARENTENA?

Sobre esta pregunta reflexiona Gladys Amieva. A partir de una visión esperanzadora, proyecta el nacimiento de nuevas solidaridades.

La sociedad se encuentra ante una tarea desafiante: la pérdida del mundo como lo conocíamos requiere la construcción de nuevos modos de ser y de estar, y nuevas normas de convivencia.

Hay muchos ejemplos que marcaron un antes y un después, hitos históricos que cambiaron nuestras formas de mirar y de percibir el mundo.

El más cercano se remonta al año 2001, la caída de las Torres Gemelas parió un nuevo orden mundial. En este sentido la amenaza se personificó en otro, un otro extranjero, con ciertos rasgos físicos, al que había que eliminar para la seguridad del mundo occidental.

Si pudiéramos buscar un hilo conductor, la situación actual, también reaviva el miedo hacia los demás, el contagio viene de otros, los que se fueron al exterior, los que trabajan en la salud, los que tienen una nacionalidad extranjera, entre otros.

A pesar de este panorama desolador, la licenciada en Trabajo Social Gladys Amieva, Jefa del Departamento de Trabajo Social del Poder Judicial de San Luis, tiene una visión esperanzadora sobre el escenario post-pandemia.

La profesional considera que la emergencia sanitaria, ha situado a las familias en una situación excepcional que se puede vivenciar de distintas maneras, con un elevado nivel de temor, incertidumbre y preocupación.

De esta manera la cotidianeidad familiar está experimentando una transformación y tuvo que reconfigurarse a partir de nuevas experiencias de organización, tanto a nivel interno como externo.

“El trabajo y la escuela se trasladaron al hogar, a tiempo completo, exigiéndonos apelar a la creatividad, a la comunicación digital y tecnológica, al aprendizaje acelerado del uso de las nuevas tecnologías, con fuertes mandatos sociales” consideró la profesional. Esto exige el establecimiento de nuevas rutinas dentro del hogar y de acuerdos de tolerancia, así como también la negociación de los límites.

“Compartimos el mismo espacio, y nos relacionamos con el mundo exterior a partir de una pantalla o un micrófono, y al mismo tiempo, respondiendo a la demanda hacia el afuera, aprendimos a acompañar y cuidar a nuestros seres queridos, a la distancia, a trabajar desde la intimidad del hogar, a realizar tareas escolares, aprendizajes sociales significativos y hasta estresantes para las familias” agregó Amieva.

También se refirió a los nuevos tipos de sujetos que surgirán al interior de las familias durante este contexto:

  • Los miedosos: quienes piensan que si pisan la vereda ya están contagiados, “nadie entra, ni sale de su casa”.
  • Los transgresores: quienes consideran que se exagera con el virus, y si salen, no pasa nada.
  • Quienes son respetuosos y con conciencia social de cuidado, sin caer en ninguno de los grupos anteriores.

Y agregó que estas nuevas subjetividades se verán atravesadas por las diferencias de clase social. Grupos como los pobres, excluidos o desafiliados de los sistemas de protección social, sin trabajo estable, con trabajos precarizados o desocupados, no pueden responder ante la emergencia sanitaria y no tienen opción a la hora de apelar a estrategias de subsistencia que implica muchas veces poner en riesgo su salud. La calidad de vida en estos sectores se ve afectada por las condiciones de vivienda, muchas veces, atravesada por el hacinamiento, la falta de los servicios básicos y de acceso a la salud.

No obstante, la mirada optimista radica en pensar que el escenario postpandémico nos dejará una sociedad más solidaria. “La construcción de nuevas expresiones y de solidaridades, que se gestaron en la actual Pandemia, apelando a prácticas de ayuda, reconocimientos y cuidados, expresadas a través del “aplauso a los médicos” y a todo el personal de la salud, denominados, la primera línea en la emergencia” consideró Amieva.

A su vez, el reconocimiento al personal de seguridad, de limpieza, recolectores de residuos y los voluntarios que colaboran con personas mayores. Las organizaciones sociales, O.N.G. y clubes que surgieron a través de acciones concretas a través de una nueva socialización de compromisos sociales.

Surgen nuevas solidaridades como expresiones del “actuar”, de hacer algo por alguien, con una clara consciencia de las desigualdades y las relaciones existentes de dominación. En este sentido, la profesional retomó las palabras del filósofo Zizek quien sostiene que “no habrá ningún regreso a la normalidad, la nueva normalidad tendrá que construirse sobre las ruinas de nuestras antiguas vidas. Tendremos que aprender a sobrellevar una nueva vida más frágil y comprender que no somos más que seres vivos entre otras formas de vida”.

Para finalizar Amieva consideró que en este contexto de nuevas reconfiguraciones subjetivas es clave la intervención pericial desde el trabajo social, como un deber moral y profesional, para atender a las familias más vulnerables.

 

 

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