
En reconocimiento a su labor pacificadora, la Sala de Capacitación del Centro de Mediación de San Francisco lleva su nombre.
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José Fidel Aberastain (1914-2000), fue un reconocido docente y Juez de Paz de San Francisco del Monte de Oro. Se destacó por ser una persona de carácter pacifista, mediador, que en todas sus funciones promovió el entendimiento y el bien común. Para él, la palabra tenía un valor inalterable, por eso creía en la gente y era apreciado y respetado por toda la comunidad.
Nació el 2 de mayo de 1914 en la localidad puntana de San Francisco. Sus padres fueron Don Fidel Aberastain y Doña Julia Quiroga y fue el quinto de los seis hijos del matrimonio. Provenía de una familia oriunda de San Juan y por su ascendencia genealógica se estima que pudo ser familiar directo del caudillo sanjuanino Antonio Aberastain. Casado en únicas nupcias con la Sra. Constanza Quevedo, Fidel tuvo cuatro hijos: tres mujeres y un varón.
En la Escuela Normal Superior “Domingo Faustino Sarmiento”, Aberastain estudió la carrera de maestro, profesión que desarrolló en diferentes instituciones educativas de la zona. Fue Director Fundador de la Escuela N° 197 “Canal Norte” de Concarán y Director de la Escuela Nº 140 “Maestro Segundo Fernández” del Algarrobal, donde se jubiló luego de 25 años de servicio.
Luego de su jubilación, continuó trabajando en distintos lugares colaborando en el desarrollo social del pueblo. Ocupó el cargo de Secretario Municipal, fue integrante de diferentes delegaciones locales, como la Comisión para la instalación del agua potable y la Comisión de jubilados y pensionados. También, presidió las Comisiones de la Cooperativa Telefónica, del mini hipódromo y del Club Sportivo Pringles.
Durante 10 años se desempeñó como Juez de Paz en la localidad de San Francisco del Monte de Oro y zonas aledañas. Fue amigo entrañable del gran escritor cuyano Polo Godoy Rojo quien le dedicó varios libros.
José Fidel Aberastain, falleció el 10 de octubre de 2000. Sin embargo, su accionar alfabetizador, pacífico y solidario ha quedado impreso en la memoria de los habitantes de su pueblo natal. Es por ello, que para rendirle un merecido homenaje -por iniciativa del Poder Judicial de la provincia de San Luis-, la Sala de Capacitación del Centro de Mediación de San Francisco hoy lleva su nombre, por ser una institución encargada de fomentar los mismos valores que él pregonaba: el respeto, la sinceridad y la conciliación.
Redacción: A. González Esquivel