SER PADRES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

La Directora del Departamento de Cámara Gesell analiza la situación de los padres en el contexto de aislamiento obligatorio debido al coronavirus. Frente a este escenario, propone recurrir al arte de jugar, para no acentuar la soledad a la que ya se encuentran confinados los niños y las niñas.

Ser padres

En este marco de aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el Gobierno Nacional debido al Covid-19 (coronavirus), la Directora del Departamento de Cámara Gesell del Poder Judicial de San Luis, Marisa Samper, profundiza acerca del rol de los padres en este nuevo escenario de encierro.

¿Cómo ser padres en tiempos en los que la pandemia cambió por completo nuestra cotidianidad, si ya de por sí ser padres resulta a veces un imposible?

En relación a este interrogante, se pueden leer y escuchar a través de los medios de comunicación, un sin número de  consejos; entre ellos, que hay que explicarles a los niños y a las niñas, qué es el coronavirus, cómo hay que cuidarse, lo importante que es seguir una rutina, entre otros.

Sin embargo, a la hora de poner en práctica estas indicaciones pareciera que resultan insuficientes e inaplicables. Probablemente, porque los adultos se encuentran angustiados, preocupados y temerosos por los riesgos sobre la integridad psicofísica y las implicancias económicas, que conlleva esta pandemia inédita y universal.

También porque los niños y niñas aunque sean pequeños, siempre perciben las penas, los miedos y los malestares en sus padres, y por esta razón rompen en llantos, presentan arrebatos de ira, o comen de manera compulsiva. Aspectos estos que profundizan los desencuentros y los malos entendidos entre padres e hijos.

Entonces, ante un abanico de deseos y obligaciones, los padres se debaten entre ayudar a sus hijos a hacer la tarea, con la culpa que les suele generar la paciencia perdida en tal función u ofrecerles actividades de intercambios y esparcimiento. Actividades que ciertamente se ven limitadas, cuando no se cuenta con espacios abiertos, juguetes, dispositivos electrónicos, etc. 

Frente a este nuevo escenario que nos impone el Covid-19, la propuesta es  recurrir al Arte, ya que a lo largo de la historia nos dio luz, aún en los momentos más oscuros, para que el aislamiento al que se acudió, como manera de cuidarnos y cuidar al prójimo, no acentúe la soledad a la que ya se encuentran confinados nuestros niños/as, como efecto de la posmodernidad y el consumo.

Entonces ante el desafío diario que implican las palabras: “estoy aburrido”, la propuesta es el Arte de Jugar, jugar en primer lugar a aquello que los hijos proponen y luego, a lo que los papas sumergiéndose en sus propios recuerdos, solían disfrutar cuando fueron niños.

Recordando que:

– Hasta el año: los bebés disfrutan de toda estimulación sensorial, entonces se  les podría cantar, también jugar a las escondidas con la sabanita, colocarles objetos en la bañera mientras se los higieniza, etc.

– Entre el 1 y 2 año: el niño disfruta del lenguaje, la marcha y los desplazamientos, por ello sería conveniente proponerles actividades lúdicas que fomenten el lenguaje, para ello es recomendable poner palabras a los objetos que manipulan y a las actividades que despliegan, aunque pensemos que no nos entiendan. Asimismo, permitirles que apilen objetos, que los arrojen, mostrando sorpresa y entusiasmo cuando  lo hace, etc.

– Entre los 3 y los 4 años: los pequeños sienten placer por esbozar sus primeros garabatos, realizar imitaciones, por ello entregarles lápices, moldear junto con ellos plastilinas, dejarnos manipular la tierra, jugar al veo-veo, etc. Estas son actividades fácilmente realizables de las que pueden disfrutar padres e hijos.

– Entre los 4 y los 6 años: a esta edad los niños y niñas se alegran cuando se les leen historias, o cuando se los escucha cantar sus canciones favoritas, jugar con ellos al juego de roles, como al doctor, al policía, al taxista, etc., constituyen también propuestas estimulantes.

– Entre los 6 y los 9: en este período, disfrutan de la competencia y de los juegos reglados, por ello utilizar las cartas, jugar al ta-te-ti, al tuti fruti, juegos de mesa, inventar canciones, bailar, etc., podría favorecer el encuentro entre padres e hijos.

– Entre los 10 y los 12: en esta franja etaria es conveniente aceptar que los juegos virtuales suelen ser sus preferidos, por esto resulta adecuado colocar una silla al lado de ellos para compartir los juegos que más disfrutan, utilizar juegos de mesa, mirar en familia películas, etc., puede llevar a que padres e hijos descubran nuevas maneras de vincularse.

A modo de conclusión, quisiera invitar a todos los padres “a Jugar”, o como  mágicamente lo propone María Elena Walsh, “a tomar el té”, y soñando que nos encontramos en “el mundo del revés”; es decir sin abrazos que calman, sin compañeros para jugar al fútbol o andar en bicicleta, saber que esto será transitorio, ya que nos espera un mañana donde todo lo que parece perdido  será posible.

Autora: Lic. Marisa Samper

Imagen: Internet

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