Se trata de Marina Magalí Lucero, una joven hipoacusica con quien los alumnos tuvieron la posibilidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos.
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Ayer por la tarde, en un nuevo encuentro del Curso de Lenguaje de Señas, las profesoras Valeria Verónica Chaves y María Eugenia Mantegazza sorprendieron a los alumnos con la presencia de Marina, una joven hipoacusica de 25 años con quien tuvieron oportunidad de interactuar y aplicar lo aprendido desde el inicio de la capacitación.
La visita fue gratamente recibida y constituyó un desafío para los presentes que sólo podían comunicarse a través de sus manos.
En primer lugar, Marina realizó una presentación contando sobre su familia, su historia y su ardua labor en una asociación para personas sordomudas de la cual es vicepresidenta. Comentó además que es mamá de un pequeño de dos años y que está a tan solo dos materias para recibirse de la escuela secundaria con el deseo de que ese avance académico le permita ingresar en un trabajo estable, ya que en la actualidad está desempleada, y su disminución auditiva es a veces un impedimento a la hora de conseguir empleo.
Luego fue el turno de los alumnos, quienes debieron presentarse con la visitante utilizando únicamente lenguaje de señas.
Las profesoras expresaron su gran satisfacción por esta experiencia, ya que pudieron apreciar el avance de los agentes a lo largo de estos 4 meses, valorando el esfuerzo de cada uno de ellos en tomarse un tiempo para practicar en sus hogares, memorizando las señas y tratando de ponerlas en práctica correctamente.
Cabe recordar que, en el marco de la política de mejorar el acceso a justicia llevada adelante por el Superior Tribunal, empleados judiciales de la Ciudad de San Luis están capacitándose en Lenguaje de Señas para brindar una atención adecuada a las personas con dificultad auditiva que requieran del servicio de justicia.
Redacción: A. González Esquivel